jueves, 24 de enero de 2019

1. Sobre la belleza y los estereotipos

Consciente de mi "no-belleza",
de mi "a ver si milagros y monarquías me besan",
le dije que nunca
mis labios gruesos,
mis hombros brillantes,
ojos pestañeados.

Me respondió tanto cariño,
me defendió que Afrodita es Afrodita
no por su pelo rubio,
sino por su nombre.

A-f-r-o-d-i-t-a,
y no cejas negras o imágenes sin color,
no balada psicodélica
ni poemas ingleses,
o combinación de encaje,
ni flores púrpuras.

Afrodita porque así la llaman
y se representa como le plazca.
                       (como nos plazca)

Me dijo,
"cuánta Afrofita puede ser
si la medimos con tus mitos".

Ciertamente,
pensándolo bien,
de momento, para nosotros,
ella siempre tallada en mármol,
yo en aceituna y hueso.

(N. afirma que la única solución a la inseguridad es amando más, porque si hay algo más profundo que la belleza, eso es el amor. O la bisexualidad).

*En realidad E. dijo otras palabras para consolarme (igualmente cercanas y acertadas). N. nunca dijo lo otro, al menos no verbalmente. Lo digo yo con su boca de lunares.

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