martes, 29 de enero de 2019

7. Sobre la envidia y su antítesis

Envidia insana, envidia verde, envidia morada. La envidia de las amigas, la peor de todas. La envidia que te va tirando del pelo, que te va arrancando mechoncitos, la envidia de la no-alegría, del silencio, de la sonrisa falsa, la envidia del miedo a que hagas más, a que seas más hermosa, a que no te duela tanto la herida, a que puedas seguir adelante. La envidia de te necesito débil para ayudarte, de mi codo antes que tú, de no te vas a dar cuenta, una envidia con tu nombre en el destinatario, con un remitente que se tacha. La envidia del ha sido sin querer y la peste a rabia. La envidia que nos enseñaron en el colegio, de la que no se sale cuando nos educan como hormiguitas en busca de reinas para venerar y odiar. La envidia del sexy, la envidia del sexo, la envidia de las arañas palpitando, del yo más camuflado de besitos en las mejillas, la crítica desde arriba sin proyección, lanzar dardos para ver si caen en la diana de autoestimas acalladas, de egos latentes

contra lo que hay


una amiga que acompaña, que llama para avisar, que viene a visitarte, que te antepone a su miedo y te da caña, una amiga que te ríe, que te grita, que te lee, que te hace ser auténtica, una Nana, una Irene, una Anarro, que te dicen artista, casi sin saber el significado, te lo dan; que te comparten con sus amigos, que se emocionan y te emocionan; un amigo como Ricardo, que nunca puede estar contigo pero nunca te deja solo ante inspiraciones dispersas, que te halaga sin pudores ni vergüenzas, unos amigos de enhorabuena, de he pensado en ti para esto, de he leído tu texto, de retrospección, de leerlo con calma, amigos como Pau, que pregunta cuándo publicas y se lo envía a su padre por correo, amigos como Fer, Pedro y Cipri, que te corrigen las faltas y te ayudan a mejorar; gatos como Pablo, con este blog abierto en su navegador, amigos que te animan en tus proyectos, que los hacen un poco suyos. Incluso conocidos, incluso desconocidos. 
Para todos ellos, 
caudales de ríos, montañas de agradecimiento, billetes de lotería premiados, contratos fijos, para ellos toda mi alegría, por ellos también cada palabra.

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