jueves, 31 de enero de 2019

8. Sobre las cucharachas

¿Qué temen las cucarachas?
Si ellas sobreviven a Hiroshima
a Nagasaki,  a Chernóbil.
A los perros los entierran vivos,
los niños se quedan sin pelos,
la tristeza constriñe las bajeras,
lo paliativo se duerme,
las cucarachas siguen
dicharacheras, siguen gorgoriteando,
siguen discretamente taladrando.

Ahorramos, corrompen nuestro dinero,
nuestro futuro, las cucarachas
enchaquetadas, corbatas negras,
las cucarachas y los mocasines
de pulcritud oxigenada, las cucarachas
y las noches de oficina, las horas extra.

No te lo esperas, las cucarachas vuelan
cómo será posible
con esos cartones crujientes
de libélulas marchitas
y se te posan en la ropa, en la cara
deambulan por tu pasillo
se adentran en tu comida
se esconden instrospectivas,
mundo interior, horóscopo, chakras.

Dan asco, las cucarachas,
las pensarás donde no están,
te contagiarán paranoia,
todas ellas,
las que te van a sobrevivir,
las que se reunirán sobre tu nada,
sobre tu fuiste, 
y ellas, sin apuro, tumbadas al sol

parecerán reírse boca arriba.

martes, 29 de enero de 2019

7. Sobre la envidia y su antítesis

Envidia insana, envidia verde, envidia morada. La envidia de las amigas, la peor de todas. La envidia que te va tirando del pelo, que te va arrancando mechoncitos, la envidia de la no-alegría, del silencio, de la sonrisa falsa, la envidia del miedo a que hagas más, a que seas más hermosa, a que no te duela tanto la herida, a que puedas seguir adelante. La envidia de te necesito débil para ayudarte, de mi codo antes que tú, de no te vas a dar cuenta, una envidia con tu nombre en el destinatario, con un remitente que se tacha. La envidia del ha sido sin querer y la peste a rabia. La envidia que nos enseñaron en el colegio, de la que no se sale cuando nos educan como hormiguitas en busca de reinas para venerar y odiar. La envidia del sexy, la envidia del sexo, la envidia de las arañas palpitando, del yo más camuflado de besitos en las mejillas, la crítica desde arriba sin proyección, lanzar dardos para ver si caen en la diana de autoestimas acalladas, de egos latentes

contra lo que hay


una amiga que acompaña, que llama para avisar, que viene a visitarte, que te antepone a su miedo y te da caña, una amiga que te ríe, que te grita, que te lee, que te hace ser auténtica, una Nana, una Irene, una Anarro, que te dicen artista, casi sin saber el significado, te lo dan; que te comparten con sus amigos, que se emocionan y te emocionan; un amigo como Ricardo, que nunca puede estar contigo pero nunca te deja solo ante inspiraciones dispersas, que te halaga sin pudores ni vergüenzas, unos amigos de enhorabuena, de he pensado en ti para esto, de he leído tu texto, de retrospección, de leerlo con calma, amigos como Pau, que pregunta cuándo publicas y se lo envía a su padre por correo, amigos como Fer, Pedro y Cipri, que te corrigen las faltas y te ayudan a mejorar; gatos como Pablo, con este blog abierto en su navegador, amigos que te animan en tus proyectos, que los hacen un poco suyos. Incluso conocidos, incluso desconocidos. 
Para todos ellos, 
caudales de ríos, montañas de agradecimiento, billetes de lotería premiados, contratos fijos, para ellos toda mi alegría, por ellos también cada palabra.

lunes, 28 de enero de 2019

6. Sobre my gap tooth

Hay un espacio entre dos dientes
donde caben cuerdas de guitarra,
donde se hace de noche,
estrellas pegadas al techo brillan
y niños dejan de tener miedo.
Hay un espacio entre dos dientes
donde miro, donde me mareo
buscando dentro
donde las gargantas y la nuez
donde el llanto y la despedida
donde la boca del lobo
huele a manzana y huele a árbol.
Hay un espacio entre dos dientes
que me cuenta qué tal el día
que duerme después de comer
que moja gofres en café
riéndose unas pestañas
que pido para acompañar
los lunares, pergueñando
cada acueducto de lo suave,
lo limpio, lo lícito, lo que nunca fue
para nosotros, lo que nos merecimos
por habernos sido, por el silencio
de ese espacio entre dos dientes,
de esa trompeta tan en el compás
de ese sonido y los tonos,
semitonos, notas agudas, imposibles
de recrear, falsetes, sentíos, versos
aritméticos, asintomáticos,
un espacio entre dos dientes,
que me abraza entre el mordisco
un espacio
entre dos dientes
donde quepo por milímetros.

domingo, 27 de enero de 2019

5. Sobre los aprendizajes de hoy

Hoy he llegado a dos conclusiones:

- Por ver al exnovio de mi amiga I. Por el cual ya no parece sentir nada, como si se deshiciera el amor. Desenamorarse o desquererse. Desenamorarse pero nunca desquererse, jamás enfriarse. Usar ese cariño para otros recursos, Jorge Drexler y "cada uno da de lo que recibe". Si dejáramos de ser tóxicos y tuviéramos más agua dentro, podríamos responder con amor. Qué bonito querer y aprender a querer y usar lo que nos dieron para dar más. Mi amiga A. dice que lo que le falta a P. es experiencia y que seguro que con su siguiente novia hará las cosas mejor. Aprender, aprender, aprender. De eso A. sabe mucho.

- Cuando me enfado tanto por lo nimio realmente estoy diciendo otras cosas de mí. Que me ha dolido otra cosa, que me siento insegura. Pero el problema es no encontrar el motivo real o no saber cómo comunicarlo. 
Los comunicadores son tan importantes. Mientras volvía a casa pensé que yo quiero contar, contar, contarle a la gente algo que haya que contarse. No vaciar, llenar. Cuando me dicen, "pero escribe", siempre respondo que he de tener algo sobre lo que escribir. Tiene que ser honesto. ¿Qué puedo contar? ¿Cómo? ¿A quién? ¿Quién quiere un libro que sea un espejo? Lo que yo quiero es herida, quiero miedo, quiero vergüenza y quiero verdad. Al menos, lo más cerca que pueda estar de ella.

sábado, 26 de enero de 2019

4. Sobre este verano

Amor 77
"Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.”
Julio Cortázar


He dormido diez días en el suelo, entre mi esterilla y otra. No teníamos nada y teníamos todo porque todo y nada son lo mismo. Repetíamos constantemente la alegría, era un secreto a voces, una crónica de una muerte anunciada, la resurrección. En una llamada telefónica me dijeron que hablara con quien quisiera pero que no olvidara conversar conmigo. Tenían toda la razón. Después de un año leyendo y estudiando acerca de la belleza la he concluido en lo despeinado, lamparones, pelitos pequeños que acaban de nacer, sudor, caras hinchadas del despertar, lágrimas de emoción. Inamovible la belleza que te devora como una vorágine, este brillo de los ojos no se opera ni se maquilla con highlighter. Cuando sinceridad es brutal te percatas de que lo que ansiabas coincide con lo que temías.
Mis conclusiones: Lolita -que tanto mal hizo-, despierta también el deseo como uno de los grandes efectos de la literatura, la independencia unilateral de una casa se termina, hay políticos ofendidos por ver nuestras camisetas colgadas en un polideportivo, el perspectivismo de Ortega y Gasset es la única verdad, todos tenemos mundos internos vacíos, “hay días que me levanto, otros días salgo de la cama” aquel era el momento que todos estábamos esperando para cambiar, corazón colapsado por la cabeza, ¿volver? como Cernuda, la libertad es salir de una cárcel a otra más grande, necesitamos grupos para no tener miedo ¿los valientes los encabezan o se enfrentan a ellos?, nuestra constancia es repetir patrones impuestos y resulta tan aburrido que drogarse es la única salvación de todo el fuego, los pecados de la biblia (el odio, la traición, la carne) agreden tanto como Pilato lavándose las manos, yo prefiero los que gritan desde abajo como Bukowski -que se siente bien entre los marginados porque es uno de ellos-, hay que mantener la dignidad en las despedidas más que en cualquier otro aspecto de la vida puesto que son pura esencia, adiós es decir “ojalá que te vaya bonito, ojalá que se acaben tus penas”.

Este texto es antiguo. Pero lo quería aquí. Perdona Ricardo por los tópicos, perdona barriga por los dolores, perdona montaña por olvidarte, perdonad a los que están lejos, a los que están cerca, a los que no entienden, a los que entienden partes. Perdonad porque escribo para mí, porque la escritura es el sueño más fácil (todos aprendemos desde niños) y el más costoso. Escribidores y escribientes. Cuadernos sin acabar, correcciones tardías y desganadas. Escritores de discoteca y bar, borrachos de haber leído a generaciones que murieron. Matáis la escritura con tópicos. Perdona Ricardo, pero somos unos egoístas, ególatras, narcisistas. Perdonad a los que confiáis en mí para esto, a los que os duele el alma y no soy capaz de alcanzar. Perdonadme por ser de mentira, por deshacerme. Perdonadme porque soy guay, porque soy diferente, perdonadme. (Todo esto, sin sentimiento de culpa). Perdón incluso a quien se olvida de mí, pierde más que yo, perdonad por la autoestima, por descuidar y por cuidar en exceso. El verano se ha acabado. Hoy miraba por la ventana del bus y pensaba: definitivamente se ha acabado. Y este es el invierno es el más cálido de todos. Hemos recuperado el poder.




3. Sobre el ciclo vital

Naces, creces, te reproduces y mueres
Naces, creces, te reproduces y mueren
parpadean, te obsesionan
aquellos faros, las bengalas y las velas
Naces, creces, te reproducen
con tu cuerpo para otros, te extirpan
para que sea un
naces y creciste
en el entorno limitado,
dinero por estabilidad, tiempo por familia
sumas y naces, multiplicas y naces, divides
y naces
con una pizarra para treinta trentenas,
con trenzas tirantes, uniforme escolar,
trabajos a medias jornadas, tasas
de maleducados plásticos en el mar,
de violencias, de series, de cortos
minutajes, de piña en boca,
de fatiga de contribuidores, beneficiarios,
universidades sin estudiantes, con alumnos
te nacen tepozteco,
te crecen pueblo,
te reproducen ciudad,
para morirte edificio.
Para matarte rascacielos,
para asesinarte 
-al fin, descanso, jubilaciones, herencias-
para aniquilarte
en cunetas de simetría y angustia.

jueves, 24 de enero de 2019

2. Sobre el Infierno

Quién en su sano juicio querría ir
a un cielo limpio, con tazas colgadas en la pared
a un cementerio sin moho
quién
en su sano juicio
querría ir donde no están
mis amigas en los baños,
los cepillos de dientes perdidos,
las butacas sin numerar.
Quién querría incólume
antes que serpiente,
blanco antes que roto,
quién se perdería una de las noches
que son desayunos fríos
que son párpados inquietos,
a quién realmente le interesa
un lugar sin gatos
un laberinto sin greguerías,
diez pares de calcetines
y pijamas combinados.
Quién se contiene,
quién lo soporta
quién evita llegar hasta el fondo
llegar
para contemplar la médula
y lamer su agarre.

Descubrirlo todo,
en los estrábicos, en los incapaces,
en las dolencias, la infertilidad,
descubrirnos todos,
para acompañarnos
en yermo rústico
               y soledad.

*He tenido literalmente 20 minutos para escribir esto.

1. Sobre la belleza y los estereotipos

Consciente de mi "no-belleza",
de mi "a ver si milagros y monarquías me besan",
le dije que nunca
mis labios gruesos,
mis hombros brillantes,
ojos pestañeados.

Me respondió tanto cariño,
me defendió que Afrodita es Afrodita
no por su pelo rubio,
sino por su nombre.

A-f-r-o-d-i-t-a,
y no cejas negras o imágenes sin color,
no balada psicodélica
ni poemas ingleses,
o combinación de encaje,
ni flores púrpuras.

Afrodita porque así la llaman
y se representa como le plazca.
                       (como nos plazca)

Me dijo,
"cuánta Afrofita puede ser
si la medimos con tus mitos".

Ciertamente,
pensándolo bien,
de momento, para nosotros,
ella siempre tallada en mármol,
yo en aceituna y hueso.

(N. afirma que la única solución a la inseguridad es amando más, porque si hay algo más profundo que la belleza, eso es el amor. O la bisexualidad).

*En realidad E. dijo otras palabras para consolarme (igualmente cercanas y acertadas). N. nunca dijo lo otro, al menos no verbalmente. Lo digo yo con su boca de lunares.