lunes, 13 de agosto de 2018

Del amor, que todo-lo-puede


 El autoritario, supremo, absolutista, panegírico, loa y laude. Metódico, desde luego. Que se resumen en escuchar a (mi amiga) la que por amor ha:

 adelgazado, embellecido, callado, soportado, enmudecido, en-nerud-ado, adaptado, alicatado, cojeado, se ha cortado el pelo, ha comido atún en lata, masticado chicle mascado, aprendido a tocar love me tender, visto Juego de Tronos hasta el final, dormido tres horas, se ha depilado las axilas en un baño de bar, ha leído a Jodorowsky, comprado un póster de Van Gogh, o peor aún, ha comprado un vinilo de Pale Saints con la finalidad de colgarlo en la pared
para que su amor
todopoderoso, sanguijuela de complejos, entendimiento supino, omnipresente, Alá, abrazo de serpiente;
para que su amor la quiera más, lo quiera más y más, hasta estallar de amor, hasta ser padres primerizos de un sentimiento sin precedentes, hasta ser Frédéric Chopin creando Nocturne en mi bémol; tranquilamente, Adanes y Evas con un ombligo inmenso que aman hasta extasiarse, volcanes de amor juntos, nunca más separados.


El amor que todo-lo-puede, como una sola palabra, el falso amor sinónimo de identidad; se apodera de la del otro. Como diría mi abuela (si esto no fuera una cita ficticia): “No queremos agua de caldo, queremos muslos de pollo.”

Queremos el amor de aprenderse, de conflicto, debate, discrepancia, imperecedera conversación; queremos el amor torpe que compra discos para escucharlos y no como ornamentación. Por respeto a ellos y al amor.

1 comentario:

  1. Si me cambié de ciudad por amor, lo volvería a hacer otra vez. Reescribir los textos para cautivarte, incluso los que no te incluían en el destinatario ya quedó en el pasado. Continuidad en las aceras de mis sesos, continuidad en mis augurios precordiales, continuidad (también) en los parques y yo viendo caer los días sin comprender porque no es suficiente ofrecerte el alma. Que son mis escritos. Que no los valoras quizá.

    ResponderEliminar