Prefiero escribir lo que me apetece, cuando surge. Por eso, mis cuadernos son un revoltijo de lista de la compra, citas de libros, poemas a vuelapluma, retratos torpes. Ahora que pienso en cada significado soy más cauta, más aburrida en el lenguaje. A nadie le interesa una frase sin una cola de lagartija en medio, a nadie le revuelve en su cama una oración que sabe cómo acabar. Yo les quiero a ustedes desesperados, les quiero leyendo casi sin aliento, les quiero con la boca bien apretada y los ojos concentrados. Les reclamo, por eso esto no es un diario: esto es una mujer.
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